Faltan las lágrimas, aunque seguro que en algún momento se derramaron, porque aunque de hierro, estos chicos también tienen sentimientos.

El sábado día 17 se celebró el Ironcat, sobre distancia Ironman. Dos de mis discípulos,Beni Peinado y Sara Fernández, corrían allí; Beni, por segundo año consecutivo y Sara debutando en la distancia.

A Sara podíamos proponerla como el ejemplo para cualquier deportista de lo que cuesta conseguir algo y el camino que hay que elegir para ello; es constante, pertinaz e inagotable,si queréis testaruda, cualidades que deben adornar a todo triatleta que busque mejorar, superarse. Desde que comenzó la temporada, allá por el 15 de octubre, no ha descansado un solo día, (ni siquiera el 1 de enero), no se salta ni un solo entrenamiento, y tan solo una gastroenteritis que la llevó al hospital la obligó a parar durante dos días no hace mucho, circunstancia que a punto estuvo de hipotecar su debut en los 3,8-180-42,2. Su estreno en el Ironman se saldó con la victoria absoluta y un bonito registro de 11.41.07. Enhorabuena y qué alegría!!

Si Sara representa el sudor, Beni fue el sábado la sangre y a mi me dio un ejemplo de lo mismo: constancia y superación; la lluvia hizo que la carretera en algunas zonas fuera una pista de patinaje, y el madrileño dio con sus huesos en el asfalto, lijándose medio cuerpo, pero aún muy limitado , con sangre y heridas salió a correr el marathon, dolorido y mermado, pero solo paró a curarse en meta, bajando de las 11.30

Los triatletas, al menos por esta vez, si son de otra pasta.