Valentín, triatleta de Mogán, al sur de Gran Canaria , ha sufrido un aparatoso accidente ayer mismo que no ha tenido las consecuencias que podrían aventurarse sabiendo cómo fue el suceso; un conductor invadió el carril contrario, atropelló al mayor de los Abrante e incluso aceleró su coche al colisionar, destrozando totalmente la bicicleta del triatleta. Aún así y milagrosamente, el Moganero de Hierro solo sufre contusiones, abrasiones y un fuerte esguince de tobillo. Congratulémonos por ello.

Gracias tal vez a los dioses, nuestros chicos caen pero se levantan.

¡Cuántas reservas hay en nuestros cuerpos y almas! Imaginad vuestros entrenamientos… cuatro, cinco y más horas sobre la bici y a veces nos preguntamos interiormente cómo seremos capaces de hacer treinta kilómetros más, a menudo sin reservas. Pensamos en derrumbarnos por el camino; pues bien, no solo hacemos el trayecto restante, sino que llegados a las calles de nuestra ciudad, pedaleamos con frescura, con solvencia, incluso haciendo dispendios.

Milagro de la voluntad, fortaleza del espiritu, inquebrantabilidad del alma.

Antes fueron otros. Ahora, ánimo, Valentín, no se muy bien cómo, pero seguro que el próximo día 19 estaremos pedaleando codo a codo por Cercados de Espino, con el sol abrazando nuestros, siempre, (y que nadie se olvide), frágiles cuerpos.

Siempre optimistas, aún así. Como él mismo dice , desde la cama del hospital, hoy mismo, Road to Kona.