Hoy, día 1 de junio, fiesta en mi comunidad autónoma. Aprovechamos para salir a correr por la mañana, después de desperezarnos en la piscina con casi 3.000 de agua, con ese típico vacío orgánico posterior a un domingo de puertos en bici por la Sierra de Gredos.

El Ironman de Niza está ya a la vuelta de la esquina, el que será si toda va bien mi decimocuarto finalizado. Los tiempos para mi han cambiado y a mis casi 46 años los objetivos intrínsecos son parecidos, (disfrutar de este deporte, de todo lo que le rodea), pero a nivel competitivo la motivación es distinta. El chip del sufrimiento y de la superación ha perdido su eficacia y lo sustituyo por otras ilusiones , intereses y planteamientos.

Debo realizar mi Ironman, no frente a los demás, sino solo para mi. Ya no me fijo en nada más, ni consulto las listas de los competidores de mi grupo de edad, ni los tiempos de corte de otros años para Hawaii; esto ya no es la prioridad , ya fue obsesión cumplida y disfrutada en su momento.

Ahora viviré conscientemente mi Ironman y trataré de disfrutar de la carrera de los que estén junto a mi, (Sara, en la foto hoy conmigo, y Toni), ambos con la motivación de superarse. Si ellos logran sus objetivos y yo alcanzo la meta, ya estaré contento con creces.