Vuelvo a Lanzarote. La isla del amor y el odio, la dama esquiva, la que te atormenta con la pasión , amor dulce ó trágico ,que renace en cualquier momento tras una tormenta de dolor ó romance amable . Asi lo siento.

Éxtasis ó tormento, Lanzarote es única, especial. Quien haya entrenado ó competido en la crudeza de la lava y el viento lo podrá atestiguar. Como siempre, esta vez volvimos a conocer su cara amable ó la otra, la brutalmente despiadada.

Un lujo vivir aquí, en Sands Beach. Un lugar inmejorable para practicar triatlon. Los colores y aromas de la isla aquí se potencian y la atmósfera es única y especial.

Asimismo, un privilegio compartir unos dias entrenando con la gente de Trilife amables , simpaticos, entregados. A muchos nos gustaría repetir! Un gran training camp.

Además de mis discípulos madrileños ó de otros lugares, he estado casi en familia con dos de mis pupilos más cercanos y con los que entreno a diario. Vaya dos cracks!

Entrenamientos duros en volumen e intensidad , pero también tiempo para divertirnos, las carreras de karts son todo un descubrimiento para trabajar la producción endógena de adrenalina y endorfinas…
🙂 y más si como rivales tienes a más de un campeón del mundo…

Mucho sol, e incluso calor del bueno, pero también las fuerzas desatadas de la isla, el viento nos mortificó subiendo Timanafaya y los Miradores. Pero como casi siempre vencimos y el esfuerzo mereció la pena!

Volveremos en Mayo con una misión,  y con el calor y el viento no solo en nuestra piel, sino impregnado en nuestros corazones.