Somos agua.

Hemos llorado por el agua que no teníamos, a veces ni para beber,a veces ni siquiera para nadar en los embalses, lo cual en nuestro mundo de mirarnos el ombligo y volvernoslo a mirar era hasta preocupante.
Somos agua, porque ahora llueve y como siempre, nunca a gusto de todos.
Muchos sufren las inundaciones , la fuerza descomunal del agua incontrolada, para ellos mi solidaridad . Otros miramos el cielo , ó los campos desde nuestra confortable atalaya, a lo calentito, simplemente lamentándonos, como si fuésemos niños tontos, por no poder salir en bici.
Bendita agua, benditos arroyos que no corrían desde casi que tengo uso de razón; hoy estuve paseando, maravillado por el arroyo que vi por última vez correr en mi adolescencia, y después de casi 30 años vuelve a manar. Bendita agua, bendita vida. Y tan solo a cinco minutos a pie de mi casi recién estrenada casa.

Como llovía, hoy hice rodillo. 2 horas. Madre mía dirá alguno… y yo también. Ahora que entreno mucho menos que en mis años más «exitosos», cuando pasar de 1 hora en el trainer era un pecado, me da por estas torturas. Es lo que tiene experimentar, seguir probando en mis propias carnes las sensaciones de distintos trabajos; porque eso de prescribir a alguien 3 horas de rodillo sin haberlo probado nunca es tan habitual como un tanto osado y hasta desalmado; que de todo hay , como en botica.

Para hacer más llevaderos los 120′, un poco de lectura para las recuperaciones, calentamiento y descalentamiento… una vieja revista americana, pues siempre viene bien, con una toalla a juego para ir aplacando los sudores.

Seguirá lloviendo. Pues bendita agua, que nos procurará una primavera abundante, opulenta y seguro que bellísima y prometedora.