Hace años, cuando era atleta, el invierno era esa estación determinante, decisiva, y todo giraba en torno al cross. Había que sufrir, correr rápido, aunque las temperaturas no acompañaran. Y vaya si lo hacíamos.

Ahora es distinto. Lo prefiero así. El invierno no es para malgastar fuerzas , sino para generar energía; energía que necesitaremos para un verano siempre prometedor de competiciones.
En 2009 espero estar en:
– Ironman Niza, (28 de junio).
– Campeonato de España de Larga Distancia, (¿¿¿Larga???… Doble Olímpico de Vitoria…) , (12 de julio).
– Palmaces, (veintitantos de julio)
– Guadalajara, (primeros de septiembre)
– Titán ó Hawaii, (primeros de octubre).

Mientras, el invierno ha llegado con toda su fuerza. Frío de verdad. Largas carreras en una atmósfera gélida, de viento lacerante, con el frío metido en los huesos. Olor a linimento en el gimnasio y largas duchas con agua muy caliente después, lo mejor del entrenamiento ahora. Y bici??? pues a veces buscando los rayos de sol, otras veces el inevitable rodillo.
Las imágenes son de hoy sábado: al terminar la sesión matinal de carrera, compartida con un ciclista del Tour, ¿lo reconocéis? y la posterior horita de rodillo en grupo, en el CAR de Sarita, mientras en la calle caía la del pulpo y el viento jugaba con las últimas hojas de los árboles.
Aún así , el invierno es una estación que a ningún buen deportista le gusta desperdiciar.