Toda empieza en un amanecer, ó una tarde dorada. Cruzas el campo y descubres olores nuevos y sonidos que te reclaman.

Sientes, en ese momento, que algo nace en ti ;  Puede que estés solo, pero el silencio, desde entonces, será tu aliado.

Cruzas el campo y eliges un camino por instinto que te lleva a montañas de agua que abrazarás para reencontrarte. A menudo equivocas el camino y vuelves al asfalto, y sigues buscando. Tu vida no deja de ser una búsqueda constante. Sigues corriendo, saltando, ves amanecer mil veces y te vas haciendo más viejo; pero no claudicas en la búsqueda de la ola perfecta, esa de la que tanto te hablaron.

Si algo te detiene, no piensas en sentarte. Solamente reflexionas, curas tus heridas y vuelves a correr. Si, tal vez puedas pararte; pero tu alma está hecha para caminar, buscar sendas, atajos en los acantilados de la vida, estrellas que te enseñan nuevas playas.

Nunca renunciar a los sueños, ni volver tras tus pasos.