El triatlon en el que debuté, hace ya algunos años más de la década, sigue siendo un referente, y no solo para mi, sino para muchos otros a los que esta prueba nos ha marcado de forma especial, pues empezamos a vivir este deporte bajo el sabor y la filosofía palmaciana.

Para mi y otros locos del trideporte, Pálmaces es nuestra prueba insignia. Natación a pelo, bici sin drafting y con reminiscencias hawaiianas, carretera solitaria y con toboganes, donde el viento suele castigar, al igual que en la isla matriz del tri, esfuerzo sostenido y prolongado, sin abrigos. Carrera a pie a menudo eliminatoria, dura y lenta, genuina.

Este año era mi primer triatlon. Si. Lo mejor es guardarse para momentos especiales, como las novias de antes. Nada de prodigarse, sino deleitarse. Por allí, viejos conocidos, como los míticos José Luis Díaz Carrasco, ahora acompañando a su hija y otros de sus triatletas, Pedro Aparicio Petrus, que ha completado todas las ediciones, mi compañero Susi Marcos, otro de los más viejos del lugar, y estrenando categoría de vetustos… viejas y nuevas caras que llegan hasta aquel lugar de la Alcarria a descubrir por si mismos si todas las historias y hasta leyendas que les contaron un día sobre Pálmaces son ciertas.

Venció Ricardo Moya, un joven que comienza sus flirteos con las pruebas largas , (ojalá sepa dosificarse antes de pasar a pruebas más largas y elija cuidadosamente la progresión en sus entrenamientos y competiciones) y en chicas la catalana Eva Ledesma, nueva en este lugar. Con mi club, el Tritalavera, logramos un digno tercer puesto entre más de quince clubes.

Como siempre , la jornada concluyó ya entrada la noche, con cena y tertulia en la plaza del pueblo… la pena que da, año tras año, dejar la algarabía de la plaza y adentrarse en el silencio de las calles, camino de la vuelta.

Nos vemos en el 2009.