Solo quedan siete semanas para el día D, las siete semanas del infierno. Bueno, en realidad serán cuatro semanas duras, habrá que descontar la semana de supercompensación previa a Guadalajara y las dos últimas más fáciles antes del primer sábado de Luna Llena.

Voy en bici ó corriendo y remuevo mis recuerdos. Recuerdo el calor húmedo, el asfalto interminable en el horizonte y me quedo pensativo, abstraído, e incluso no deja de haber alguien a mi lado que me pregunta si me pasa algo…

Quiero dejarme la piel? o quiero vivir cadenciosamente el Día Más Largo? aún no lo se. Aún no he pasado de 4h. 15′ en bici después de Lanzarote, y esta semana completé mi sesión más larga de carrera a pie, 1h. 50′. Es poco. Pero pienso en los años de Ironman, las largas sesiones vividas, el entrenamiento sistemático de los últimos diez años y me quedo en paz; no quiero exprimirme, vivo para deleitarme y disfrutar del regalo de volver a la Big Island.

No me conformo. Intentaré entrenar más estas próximas semanas y detallaros todo lo que hago. Pero también pienso en mis 44 años. Miro hacia atrás y sólo veo años y años de duro trabajo. Y eso, nuevamente, me llena de paz.