Para las últimas sesiones ciclistas, nada mejor que la ayuda de un profesional . David Arroyo, ya en sus últimos días de entrenamiento y sin ninguna competición a la vista, se ha prestado para ofrecerme su rueda y marcarme el ritmo que más me convenga en los entrenamientos.

Una llamada de él, como casi cada mañana cuando está en plena temporada, es suficiente para motivarme. En temporada soy yo el que le espoleo, ahora él me la devuelve…¿qué, Pablo?? ¿quieres ponerte fino para Hawaii??. Le digo que si, jeje, un poco más, y quedamos justo al lado de su casa, para hacer uno de los recorridos más tradicionales en un día maravilloso de este final de verano. El recorrido, de algo menos de 100 kms. lo denominamos «Los Carboneros», y en su parte final es durillo, justo la misma carretera que días atrás sirvió de salida en la etapa Talavera- Avila de la Vuelta a España, pero en sentido inverso.

Ir con David, pese a que él vaya a medio gas, es para mi hacer tras moto, no en vano es uno de los mejores ciclistas del mundo en pruebas por etapas. El se lo pasa bien y va todo el tiempo hablando y yo a menudo voy sufriendo. Pero me anima, me dice que me ve muy bien, (lo mismo que yo le digo cuando le quedan pocas semanas para el Tour de Francia).

Yo le he contado cosas de Hawaii, de Lanzarote… y él me ha contado secretillos del Tour, de lo que le cuentan sus compañeros de cómo entrenan, de concentraciones salvajes de los rusos en Tenerife… esas cosillas que nos gustan.
Venga, un poco más y estamos en el avión… he vuelto a quedar con él, para que me siga poniendo fino este jueves.