¿Volar como un pájaro? ¿Para qué? ¿Para dejar la piel? ¿Es todo eso humanamente constructivo? Pues sí, lo es; sobre todo cuando uno lo ha soñado desde la infancia y ha hecho de ese sueño toda su vida.

Empezando ó terminando la temporada, que más da. Más tiempo para contemplar, pensar, sencillamente dar sentido a todo lo que hacemos.

Sumidos en el atropellado fluir de los días, tal vez no reparemos en el privilegio de nuestra existencia; somos afortunadísimos, porque vivimos con el lujo de poder dedicarnos, con mayor ó menor intensidad, a practicar deporte, una necesidad en la vida presente, pero también un lujo en el que tal vez no solemos reparar.
No nos damos cuenta. Pienso que con el tiempo acabaremos amando aún más nuestro deporte, (sobre todo si algun día nos falta) por la sencilla razón de que el ha sacado el máximo de nosotros, nos ha elevado durante momentos preciosos por encima de una vida anodina y nos ha mostrado la belleza de la vida extrema, nos ha hecho reencontrarnos con nuestro ser más interno y nos acerca a una pureza que jamás habríamos conocido si no nos hubiéramos enfrentado a nuestros límites y no hubiéramos luchado enérgicamente contra ellos.

Es asi. Simple y claro. Si lo pensamos con la mente limpia de cualquier influencia, no podremos hacer otra cosa que sonreir y alegrarnos de nuestra vida de ahora.

Vivamos y disfrutemos de nuestros años, del momento…