Después de Lanzarote, quince días de regeneración y una vuelta a los entrenamientos muy progresiva, me sitúan en los inicios de este julio que se avecina caluroso en la meseta.

La última quincena de junio la he dedicado más a un cuidadoso trabajo de acondicionamiento físico y recuperación de cualidades como fuerza general y flexibilidad, que a lo que conocemos comunmente como entrenar, es decir, a horas de piscina- bici- carrera.

Poco a poco voy volviendo a la rutina endurance:

Domingo: Travesía a nado del embalse de Cazalegas con unos veinte triatletas más + una sesión de ciclismo corta pero muy dura, en la que me empleé de veras junto a Joserra González y el junior Joaquín Alonso en las temibles rampas de Hinojosa de San Vicente; vuelta por Castillo de Bayuela y carrera de media hora a buen ritmo por los aledaños del embalse.

Lunes: Carrera regenerativa de 45’+ Natación ligera, 2.500 metros.

Martes: una sesión de 3 horas de ciclismo, incluyendo la ascensión del Piélago por el Real de San Vicente, (una de las rutas más duras de mi entorno),pero haciéndola a marcheta, con Sara. En el trayecto nos encontramos con David Arroyo, en su último entrenamiento antes de partir hacia el Tour, con el que nos paramos un poco a charlar, junto a él Sergio Herrero, en días de entrenamiento duro antes de viajar a Portugal a una dura competición, el Memorial Joaquín Agostinho.

Algunos cambios: he subido cuatro milímetros la tija del sillín y eliminado una arandela del tubo de la dirección, ahora voy un poco más tumbado y aero. Me siento incluso más cómodo así.

Mis próximas citas: Pálmaces… y tal vez el Jabalí Man.Luego entrenar y entrenar hasta Kona pasando por Guadalajara.