Ausentes Cendón y Arazola, de aventura hoy en Tenerife, ( y nunca mejor dicho lo de aventura…), nos hemos dirigido a uno de los lugares más bellos del interior , en esta zona sur de la isla de Gran Canaria: la Reserva Natural de Inagüa, patrimonio de la biosfera. Tras una tortuosa ruta de aproximación en coche, por el Puerto de Soria, ( que mañana ascenderemos a lomos de nuestras bicis), y el Barranquillo de San Andrés, (una ascensión muy difícil incluso para el coche, por caminos de montaña asfaltados), llegamos a un lugar único, idílico y solitario en el que tan solo el rumor del viento y los cantos del Pinzón Azúl,especie endémica en riguroso estado de protección, rasgan la calma.

Hora y cuarto de carrera por los caminos para casi todo el grupo, con las excepciones propias derivadas del estado de forma de cada cual.

Me ha encantado el lugar. Salvaje , solitario, único. Ni un solo ser humano en el entorno. Las pistas, caminos y pinares me han recordado a mi querida Sierra de Gredos, pero la belleza y la cercanía del océano lo hacen mágico y privilegiado .

Tras un vertiginoso descenso en los coches, nos plantamos en un abrir y cerrar de ojos en la piscina de Maspalomas. Nadar al aire libre en enero no tiene precio. Agua caliente y sol. La sesión de natación se ha dilatado por espacio de hora y media, en la que hemos aprovechado para trabajar ciertos contenidos técnicos de importancia predominante para nuestros objetivos.

Los últimos dos días que nos restan prometen ser densos, con dos etapas de bici muy duras como nucleo de todos los contenidos previstos. Mañana , Puerto de Soria.