Tendría que remontarme a un mes de enero de hace ahora más de diez años para tratar de entender por qué decidí inscribirme por vez primera en esta prueba; puedo recordar ciertos sentimientos, dudas, mi lucha interior y mi decisión. Entonces, no podía imaginar que esta prueba, en la que he llegado a correr ya cinco veces, cambiaría mi vida para siempre.

Entonces no lo sabía, pero luego lo he llegado a entender. El Ironman es un gran monstruo al que uno mira a los ojos fijamente desde meses antes y con el que te bates en duelo en una lucha tal vez demasiado larga.
Lo peor, sin duda, no acontece el día de la prueba, sino durante los meses previos; el día D, la historia y leyenda de la competición se alían con el triatleta y le ayudan a terminar; también por supuesto y como no podía ser de otra forma, el entrenamiento y la mentalización. Pero tampoco estrictamente el entrenamiento de los meses previos, sino el de toda una vida.
Aquí la suerte no existe, solo el trabajo. Al Ironman se le debe respetar, enfrentándose a él con las armas de que se dispongan en función de la preparación realizada, conociendo los propios límites para no rebasarlos, porque en un solo zarpazo,en un descuido, el monstruo te lo puede arrebatar todo.
Y la mente… que importante es. Pero no hay mente sin cuerpo. Nuestro cuerpo, ese maravilloso instrumento que muchos no llegan a conocer en toda su vida, es el templo del triatleta. El cuerpo, cuidado, enseñado, entrenado, educado, pondrá la mente a trabajar, y mente y cuerpo, en perfecta simbiosis, nos llevarán en volandas. Alcanzaremos cotas de rendimiento inimaginadas años, meses atrás. Debemos atesorar un buen momento mental para afrontar la prueba, y para eso solo necesitamos entrenamiento, descanso, cuidados, y una vida equilibrada; comprensión y apoyo en nuestro entorno. Si no alcanzamos el equilibrio, nuestra mente puede naufragar, porque durante tantas horas frente al viento, el sol , las distancias y el esfuerzo, habrá muchos momentos de duda, de debilidad y será en esos momentos en los que cada uno se demuestre a si mismo de lo que puede ser capaz.
En próximos posts, os mostraré algunos de mis recuerdos. Entre otros, imágenes y sensaciones de mi primer Ironman en la isla.