Entro en boxes. Esto si es una sauna y no la de mi gimnasio. Para paliar el calor, un voluntario pone sobre mi espalda una toalla húmeda y muy fría, que agradezco; estoy mareado y tardo más de la cuenta en cambiarme.

He trocado ahora el tono de mis palabras. Por qué?? La marathon es más prosaica, porque en el esfuerzo no hay angel del cielo que te ayude, sino todas las fuerzas terrenales.

¿Que hace que la carrera a pie de Hawaii sea tan impresionante?? Una de las razones es el escenario. El Alii Drive, la subida ó bajada final del Palani Road,los campos de lava, el Energy Lab,( un lugar de magnetismo especial que determina finalmente la carrera).

El viento,la temperatura, la humedad, se suman a todos los demás factores y hacen del recorrido un desafío continuamente cambiante. Es un trazado que se puede superar, pero nunca vencer. Si se toman las necesarias precauciones y se corre leyendo perfectamente las sensaciones y anticipándose al desfallecimiento, se puede hacer una carrera honrosa y hasta brillante;si se afronta como un reto frente al cronómetro, resultará que acabaremos indefectiblemente derrotados.

Por eso, pese a que mi carrera no es brillante, voy superando corredores. Primero en el Alii Drive. Animo a mis compañeros españoles , algunos a los que supero y a otros con los que me cruzo. La brutal colina del Palani Road consigo coronarla a tramos andando. A mi vuelta, tras el infierno del Energy Lab, veo la espalda de Rutger Beke, absolutamente vencido por el trazado. Camina.

Pero sin duda,una de las claves finales son las dos colinas que preceden a nuestra entrada en Kona: allí, te derrumbas ó te mantienes. En la primera, yo me mantuve, superando a muchos rivales; en la segunda, me derrumbé, (en la misma colina en la que lo hizo Dave Scott en el 89) y a duras penas alcancé la cima, justo la antesala del descenso final por el Palani.De haber un momento de la verdad, es sin duda este.

Dos curvas a la derecha, tras el tormento de las colinas y llegas al Alii Drive en la última milla, lleno de un nuevo ímpetu desconocido.En la recta final, entre banderas, gritos, decenas de manos tendidas,lo que anteriormente había sido dolor era ya una cálida sensación gozosa. Lo mejor de todo son los últimos doscientos metros, cuando escuchas tu nombre. Has dejado atrás el dolor. Conquistas y te adentras en un nuevo mundo.

Atardece, pero para ti amanece. Naces a una nueva vida que, ahora, comienzas a vivir.