Después de la dura jornada ventosa, una tregua para los pedales. En su lugar, carrera matinal por uno de los recorridos clásicos a pie desde hace décadas para los atletas locales: la Subida a la Labranza El Alto, un monte desde el que se divisa toda la Vega del Tajo, los bosques de álamos, los encinares, los tres puentes sobre el Tajo y toda Talavera abrazada al río. La mañana es fantástica y una vez coronado el monte, ascendiendo por algunas rampas de hasta el 14%, disfrutamos corriendo sobre una vereda de hierba primero descendente y luego ascendente, el antiguo camino de La Pueblanueva, transitado hace muchos años por labriegos, ganaderos , en sus caballos, mulos y carromatos y hoy visitado tan solo a veces por caminantes y corredores. Para el grupo en el que me incrusto, una hora y cuarto de entrenamiento.

Lo reconozco, hace años que no pisaba estos senderos, desde mis ya, digamos, años lejanos de corredor de fondo, y la jornada me trajo no pocos recuerdos de muy duras y largas sesiones.Las imágenes de muchos antiguos compañeros desfilaban por mi mente, algunos ya no están en el deporte y otros ni siquiera en la vida; hoy , gracias al destino ó no se qué, me veía jadeando colina arriba, años despues, y rodeado de otros muchos chicos, más jóvenes, con la misma ilusión que yo entonces y creo que, por supuesto, aún ahora.

Por la tarde, entrenamiento en la piscina, con dos buenos grupos en sendas calles, y la sorpresiva presencia de una triatleta pro que, vistiendo los colores del efímero TriDubai, promete y mucho de cara a próximas temporadas. Espero que pronto la conozcais.

Salud.