Hay momentos en la vida que son dificiles de olvidar. Para mi, es imposible olvidar el día que decidí enfrentarme al monstruo de sol y lava. Lo recuerdo casi como si fuera hoy; una noche de enero, ya en la cama, mientras ojeaba una Bicisport de primeros de los 90 en la que el mito Alix hablaba del gran segmento ciclista de Thomas Hellriegell, («El Infierno sobre ruedas«) en Lanzarote, donde batió el record ciclista y venció en la prueba, (por cierto, con ruedas de radios y bici Centurión convencional), decidí definitivamente, después de dar muchas vueltas los meses previos, que iría ese mismo año a la isla. 30.000 pesetas de entonces me costó la inscripción; una fortuna e entonces, una ganga ahora.
Aterricé un 21 de mayo, jueves, en la isla, y no pisé ni el hotel. Del aeropuerto, al circuito ciclista en coche, toda la tarde descubriendo por vez primera las durísimas carreteras , entonces como la lija, del escenario de nuestros sueños. Me parecía durisimo y en privado, con mis amigos, dejé entreveer mis dudas. Entonces, me acompañaba Mariano Ocaña, un subcampeón del mundo de tandem para ciegos, del que recuerdo sus palabras: «has entrenado mucho, no?? pues entonces, cuánto más dura sea la carrera, mejor para ti»
Sus palabras las recordé durante la carrera. Al amanecer, la aventura estaba delante de mi. Duros meses de autoentrenamiento , sistemático, sin descanso, pese a ser ta solo un debutante. Mucha mentalización. Empezaba a vivir mi gran sueño, un sueño que yo ni imaginaba en ese momento que sería tan solo el preludio de mi primera gran aventura en Kona.
Disfruté viendo amanecer en el agua, 1h. 06′ . Remonté y no sufrí en exceso en la bici, (5.48). La marathon se me hizo etena, durísima, pese a mis antecedentes como atleta y mi peso pluma. Pensé en mil cosas mientras corría. También caminé y por momentos, el monstruo estuvo a punto de engullirme. Pero me parapeté y luché sin desmayo para 3.h. 38′
No había vivido nada igual nunca, tan intenso, emotivo y genuinamente mío. Un día muy largo.
Los últimos metros para mi fueron indescriptibles. Sentí lo mismo que lo expresado por Antonio Alix, en una vieja entrevista que aún conservo: «llegar a meta en el Ironman, es igual que el éxtasis de acabar un marathon, pero elevado alcubo. Al acabar piensas que nunca más, pero pocos minutos después ya quieres volver y te dices: Si he conseguido esto, puedo lograr todo en la vida».
Al acabar la prueba, me dijeron que había conseguido un slot para Hawaii. No me lo creí. Tanto es así, que rayando la medianoche, volví a meta y busqué a Kennet Gasque, al que pregunté si era cierto lo de mi plaza… recuerdo su mano tendida y su sonrisa:» enhorabuena; eres el único español clasificado para Kona».
Ni que decir tiene que aquella noche casi ni dormí.
La bici era una CENTURION no una Cannondale. Yo estaba allí corriendo, habia debutado un año antes, y disfrute de la vistoria de este crack de la larga distancia.
Correcto con lo de la Centuríon , Aitor,yo mismo he comprobado esa foto a doble página en el articulo de Alix, que tiempos!! Bonita bici azul.
Lo he modificado en el texto para que se ajuste a la realidad.
Gracias!!
Estupendos recuerdos Pablo. En 10 años hay que ver lo que cambiaron los tiempos, el material, el nº de participantes y el precio de la inscripción!
Ojalá un día pueda narrar una entrada como esta en 1ª persona.
Saludos!
je, je pero no desveles que es lo que llevaba Thomas en el botellin…era un liquido negro ¡y no era Coca-Cola!
Siendo novato, eso de llegar y besar el santo solo le pasa a los cracks… 😉
Recuerdo perfectamente aquella foto de Hellriegell…que tiempos.
Yo habia debutado en Ironman el año anterior (1997), cuando el Home de Ferro era distancia Ironman y no fui finisher en Lanzarote hasta el 2003 por diversos motivos. Este año volvere como espectador, pero espero volver a correr en la isla magica muy pronto; Lanzarote tiene algo especial…
Pablo, enhorabuena por tu blog, el cual sigo desde hace tiempo, especialmente desde que IronJavi (mi «hermano triatleta») compartio contigo su sueño Hawaiano el pasado Octubre.
Un abrazo.
Pufffffffffffffffffffff los pelillos de punta!!!!!!!!!!!!!!!
Hola Pablo,
Esas son las sensaciones que espero que el año que viene pueda sentir y disfrutar, no la parte de Hawai, que para mí esta muy lejos.
Un abrazo
lo de los bidones era power gel de cement
No se es Sensei por casualidad. La clase es la clase.
Te veo muy nostálgico últimamente… va a ser cosa de la edad ;-))… es bromita 😉
Besicos!
Una vez mas has hecho de la tuyas crack, despúes de leerte lo he decidido, nos vemos en la lava en el 2009, lo que describes hay que vivirlo en carne propia aunque sea una vez en la vida.
Enhorabuena, Pablo. Bonitos recuerdos, muy bien contados.
Algún año de estos habrá que ir a Lanzarote.
Ilusionados saludos.
Pablo, perdona mi ignorancia, pero quien es el español que entró justo delante tuya, Alejandro Jimenez. Espero poder cumplir algún año tu mismo sueño y poder conocerte en persona este año en lanzarote. De cádiz vamos 9 y uno de ellos Fabi es tu alumno (porque Carlos Ruiz, no podrá, lástima porque tiene muchísima calidad. Trisaludos y enhorabuena porque eres y será un enorme triatleta y ejemplo para muchos.
Uf los pelos de punta Pablo, que pasada de sensaciones. Bueno solo espero algun dia poder contar algo similar a esto, animo krak¡¡¡
Aun tras tantos años siempre hay un algo especial, que te queda por descubri en la isla y con lo que esta te puede sorprender.
Joserra: para mi no fue llegar y besar el santo: 20 años de entrenamiento sistemático, aunque fuera en atletismo, me contemplaban entonces. Milagros, ya sabes, no hay.
Dieguez: también suelo leer el tuyo. Gracias.
Isthar: no es nostalgia… bueno, tal vez si, pero ¿soy un romántico?? jeje
David: en ese Ironman entró justo delante de mi Alejandro Pelayo, un buen amigo al que ese día conocí. El no se clasificó para Kona por ser de un grupo de edad inferior. Nos conceremos en LZ.
Talín: espero que aun de espectador, pueda descubrir algo nuevo este año. Seguro. Abrazos.