Por los montes el viejo camino de guerreros
y abajo enfurecida brilla como una espada
el agua entre murallas de manos minerales,
hasta que tú recibes de los bosques de pronto
el ramo o el relámpago de unas flores azules
y la insólita flecha de un aroma salvaje.
Pablo Neruda
Por las montañas vas, como viene la brisa
La vida se ve mejor desde las alturas, y la necesidad de subir a las cumbres nos llega en el verano, cuando los caminos están expeditos, sugerentes.
George Mallory ya lo manifestó: el hombre necesita subir montañas. Lo necesita porque están ahí. Y tal vez en la montaña encontramos la grandeza que buscamos para comprender lo pequeños que somos como seres humanos.
Puerto de Mijares: 22 kms. de ascensión. Más de 1h. 15′ de puerto sin casi descansos junto a dos señoritas que le dan duro a los pedales.
La foto en la cima, y luego seguir bajando y de nuevo para arriba, Puerto de Serranillos.
La montaña es sincera y nos muestra nuestra condición, por eso nos examinamos en ella después de una temporada de progresivos entrenamientos.
Puedes ir con amigos, con aquellos con los que compartes esfuerzo y dedicación, pero en realidad, te sientes solo. Solo tú frente a la naturaleza.
La montaña es el templo. Un lugar en el que recogerse , concentrarse, y prepararse para los grandes momentos que aguardas con inquietud y esperanza.
Alli debes entrenar duro y no pensar en concesiones. Hoyar las más altas cumbres. Como Iván en su concentración en Pirineos.
Y un tiempo para la recuperación, utilizando también lo que la naturaleza nos otorga.
En nuestra mente, siempre llegar a lo más alto, pero sin olvidar que en el camino hay que disfrutar del paisaje, el agua de las fuentes, y todo lo que la naturaleza nos ofrece. Pero siempre sin detenerse.
Ojalá la montaña sea el preludio de lo que esperamos.
Pronto podre encumbrar alguna cota como vosotros compañeros triatletas. Camino a ser de nuevo TITANES. Fuerza y honor.