El sol luce fuerte al sur de Gran Canaria, y el viento estos días arrecia. Una combinación a la que estamos acostumbrados y hasta crea adicción.
Mañana de lunes con una larga sesión en la piscina, no todos los metros que podrían pensarse para casi dos horas en el agua, pero una provechosa sesión de contrastes que, a mi entender, es una de las mejores formas de mejorar la sensibilidad, las sensaciones y la técnica acuática sin necesidad de recurrir a ejercicios analíticos. De todas formas, unos 3.000 metros en nuestra piscina secreta de este año, cerca del albergue… tres calles solo para nosotros; sin solución de continuidad, 45′ de carrera en un circuito de unos 1800 metros, mixto, por caminos, pinar y asfalto.
Viaje en nuestra furgoneta hacia Las Palmas para visitar la civilización y olvidarnos, después, de semáforos y tiendas por unos días.
Y el martes, larga sesion de ciclismo incluyendo un test de watios. Ha tocado sufrir a lomos de la bici de ruta en un trazado no excesivamente ajustado a la geometría de una máquina más dada a terrenos abruptos que a recorridos de mover tuerca, pero aún así, sacando sustanciosas conclusiones tanto para el entrenamiento de ahora, como para futuros test enmarcados en depende qué momento de la temporada.
El día termina con una sesión de carrera y fuerza general que ayudan a seguir sumando.
Joder, qué envidia. ¿Por qué no nos vamos a vivir todos allí? 🙂
Un verdadero placer compartir la cena del lunes con vosotros. Un abrazo. Carlos