Tras las primeras citas con algunas de las competiciones importantes del año, se nos plantea frecuentemente la posibilidad de seguir compitiendo inmediatamente, a menudo por la densidad de los calendarios, abrumadora para deportistas y también para entrenadores, otras veces por el reclamo económico ó de otra índole sobre el deportista, ó la presión de patrocinadores, ó por la propia impaciencia del propio atleta y su incapacidad para otear más allá de lo que alcanza la vista , dinamitando e interfiriendo un trabajo concienzudo de planificación a corto, medio y largo plazo.
En el día a día, nos encontramos con deportistas que tras someterse a periodos de entrenamiento de gran usura psicofisica, (grandes volúmenes , no exentos de intensidad y frecuente competición), son incapaces de completar periodos de descanso, regenerativos , ausentes de estímulos prolongados y/o de alta intensidad, necesarios para subir un escalón en su progresión deportiva y de supercompensar todo el anterior trabajo efectuado; por no hablar de la recuperación y entrenamiento de cualidades de soporte de la propia resistencia que son muy necesarias, y que en periodos específicos ó de competición es muy dificil desarrollar y a veces ni siquiera mantener.
Los entrenadores lidiamos con un calendario saturado y en el que , sobre todo en el caso de deportistas amateurs, la posibilidad de viajes, relaciones y otro tipo de reclamos invitan a los deportistas a entregarse con excesiva periodicidad a la competición, sin respetar periodos de recuperación y de entrenamiento de otras capacidades y habilidades que sin ser específicas, son necesarias en la construcción de una sólida progresión. En el caso del deporte de élite ó profesional, el exceso de ambición mal entendida de ciertos estamentos y en el propio deportista, canalizan de forma inadecuada los esfuerzos y desvelos por mejorar y progresar.
Segun Platonov, los resultados de investigaciones sobre posibilidades funcionales de los sistemas de suministro de energía y sobre el estado psíquico de los deportistas, demuestran que mantener grandes volúmenes de trabajo durante muchos años no puede garantizar siempre el progreso posterior, sino que en algunos casos desencadenan una sobretensión física y psíquica, agotan los recursos de adaptación y hacen que los deportistas abandonen la competición de alto nivel, a pesar de que tras ellos haya varios años de preparación.
Las particularidades del deportista y la metodología del entrenamiento marcan y condicionan profundamente la duración de la carrera deportiva. Conocido es el hecho que hay individuos que por su propia genética son capaces de soportar periodos mucho más duraderos de persistencia en altos niveles de esfuerzo, consiguiendo aún logros en los mecanismos de adaptación, que le permiten obtener progresos, mínimos, pero progresos al fin, año a año, y durante varios años; y que por mínimos que sean dichos progresos, frecuentemente constituyen marcas limites, records personales, o records absolutos.
Si a estos estímulos de resistencia, sumamos estímulos técnicos, físicos, (fuerza,velocidad, flexibilidad, coordinación…),y de otra índole, convenientemente situados entre ciclos de preparación, conseguimos apuntalar y reforzar la construcción del milagroso edificio.
Si observamos, trabajamos arduamente y perseveramos mucho, podremos al final seguramente encontrar verdaderos diamantes, atletas aptitudinariamente predispuestos para los deportes de resistencia, cuyas características predominantes se van acentuando con el paso de los años, observándose frecuentemente que a mayor edad deportiva incursionan en mayores distancias de competición y evolucionan hasta edades relativamente altas si nuestro trabajo ha sido pulcro, como se puede observar en maratonianos , triatletas y ciclistas, cuyas mejores marcas absolutas se logran cerca de los 40 años de edad cronológica, y después de los 20-25 años de edad deportiva.
Para llegar a eso, recordemos, no vale la mera carga física repetida. No solo eso vale. La riqueza de los estímulos nos otorgará progresión constante y lineal, respetando el principio de la progresión que tantos deportistas se saltan. Y con paciencia, llegaremos a nuestro máximo potencial.
Mis deportistas , tras un Ironman ó una gran vuelta ciclista por etapas, descansan e intento que no vuelvan a competir en al menos un mes, (aunque yo prefiero algo más y máxime si son distancias medias ó largas) y realizan mucho trabajo físico compensatorio y estimulante de cualidades fundamentales de soporte, además de otros trabajos de resistencia ajenos a su modalidad. En el caso de un ciclista de alto nivel tras una gran vuelta, se alterna descanso y descanso activo la semana posterior,y después mucho trabajo en sala de fuerza general y fuerza resistencia, natación, carrera a pie, bici de montaña y volúmenes muy reducidos.
En las imágenes, David Arroyo en el gimnasio, en su segunda semana post Giro.
Pues tu mandas gran maestro.
veo necesario y sano esto que dices a la vez que divertido y variado dentro del entrenamiento que nos lleva a alcanzar nuestros objetivos.
Saludos.
Fran Vacas.
La verdad que el descanso durante la preparación, y la correcta recuperación después de una competición, parecen ser los grandes olvidados en el entrenamiento.
Después de ese magnifico Giro, Arroyo va a necesitar una buena fase de descanso y regeneración, jeje.
Gracias Pablo por toda esta información.
Saludo
Sergio
Gracias por mostrarnos tu forma de entender y ver ciertos aspectos de la preparación de tus atletas…..
Ojala todos tus pupilos te hicieran caso!!
Como siempre, una leccion y gracias por ponernos los pies en el suelo a los que empezamos.Las cosas no son tan faciles ni rapidas como parecen. Gracias, pablo