La legendaria triatleta de Walnut Creek, EEUU, ya retirada del alto nivel competitivo, es sin duda inspiración para muchos de los triatletas que nos iniciáramos en el multideporte en la década de los 90.
Nacida en 1964, nadadora de alto nivel antes que triatleta, solía liderar la prueba femenina en Hawaii hasta bien entrado el ciclismo, al estilo del alemán Wolfgang Diettrich y aunque nunca venciera en La Meca su popularidad y carisma era muy grandes. Sus largas piernas sobre su Kestrel son leyenda viva del Ironman.
Nunca venció, como digo, en Kona, pero si pudo hacerlo en Australia, (95), ó Austria, (97), compitiendo en una oportunidad en Lanzarote, (98) , aunque lejos de la victoria. Sus mejores puestos en Hawaii, 4ª- 94; 5ª, 95; 4ª, 96;4ª, 97, después de liderar todo el ciclismo y protagonizar en la parte final del marathon uno de los episodios más renombrados , junto al de Julie Moss, en la historia épica de la prueba; Cuarto puesto conseguido a gatas , literalmente, frente a Siam Welch, esposa por entonces del otrora vencedor del Ironman Greg Welch. Podéis verlo aquí:
Aquella carrera personalmente me marcó e influyó decisivamente en mi decisión de apostar por la distancia, un año después, clasificándome el mismo 98.
Seguidora de la dieta 40-30-30 de Barry Sears, fiel siempre a sus principios y métodos de entrenamiento: nadar junto al equipo master de natación de Walnut Creek, pedalear entre San Francisco y Santa Barbara, (San Francisco Bay Area Bike Rides), y correr por los caminos del Monte del Diablo, sin embargo sobre todo amaba la competición, «las competiciones son bellas, los lugares, pero sobre todo los competidores y público que hacen grande cada carrera».
En el 98 la perseguí para fotografiarme con ella y no lo conseguí, aun así guardo un poster suyo firmado , además de su imagen de la marathon en mi retina, cuando nos cruzábamos cerca del Energy Lab. En 2007, ya retirada, solía pasear melena al viento por Alii Drive, siempre sonriente a lomos de un scooter rosa. Viaje de placer.
Por tanto, siempre envidiaré a mi amigo Pablo Sáez, al parecer viejo amigo de Wendy, a la que conoció en la fiesta post Ironman organizada por Triathlete Magazine, y a los que inmortalizó de esta guisa Eduardo Arenal, ya entrada la noche. Pablo, tengo que confesarlo, eres mi ídolo, tú ya lo sabes.
Hola Pablo, muy buenas.
No comparto, para nada, que sea digno de admiración llevar el cuerpo a los extremos que son de ver en el enlace. Llegados a ese extremo, de no poder levantarme del suelo, espero y le pido a Dios que me diese conocimiento suficiente para retirarme de cualquier prueba, independientemente de que me queden 2 kilómetros o 200. No se debería jugar con cosas que no tienen repuesto. Ni siquiera en Hawaiiiiiii.
Ilusionados saludos.
Sr Saez y para lo que quiera usted…¡Que ojitos le pone al Marqués!
Pepo: el deporte de competición es así, llevar el cuerpo al límite. O que crees que hace el montañero para alcanzar la cumbre, el maratoniano corriendo a 3’10» con 85% de humedad, ó el ciclista en los puertos del Tour. Lo que está claro es que una cosa es eso y otra la filosofía que debe adornar al deportista popular. Y a veces hay populares que distorsionan, adoptando actitudes que nada tienen que ver con su status, eso es cierto.
Pero aún así, no te creas del todo el correr dubitativo de la Ingraham; si el de Sian Welch, no el de nuestra protagonista; en muchos mentideros se llegó a afirmar que Wendy hizo un papelón digno de actriz hollywoodiense para de esta forma atraer la atención de público, patrocinadores… y dejar que la leyenda creciera. Un abrazo.
Aitor: el Marqués es mucho Marqués!!!
Pablo, por lo que nos cuentas a veces, parece que el trato entre triatletas en Hawaii es muy cercano. Pero eso es así con todo el mundo, o es que ustedes teneis «contactos» ?? 😉
Un saludo
TriAndrés: contactos?? ninguno, al menos yo. Lo unico que hay que hacer es ir a Kona con un tal Carmelo Ruiz, y ese te presenta hasta al mismísimo Dave Scott. Si alguna vez te clasificas, seguro que si, lo contratas de manager.
Saludos.
Ostras, me acordaba del video pero ahora que lo he visto entero… madre mia. Ensalza el espíritu de superación pero… madre mía. La verdad que llegado a un punto así, yo creo que haría lo mismo, porque soy un cabezón y no me retiro, pero estamos llevando al cuerpo a unos límites… que dan que pensar.