Un pequeño salto en el tiempo y de finales de los 90, pasemos a la segunda década del nuevo milenio. Después de unos años de cierta inactividad, interrumpida a retazos por campus, periodos deportivos algo más febriles, y muchas jornadas de pensar más de la cuenta y hasta de abatimiento, la necesidad de sentirme vivo y recobrar la ilusión no me abandonaba. En mis lecturas y sueños siempre aparecía Nueva Zelanda y a menudo me sentía transportado, entrenando o simplemente recorriendo aquellos lugares.
Haciendo memoria, allá por 2004 fue Sumner el que me metió aún más el veneno de Nueva Zelanda. Largas tertulias en nuestro retiro de entrenamiento de aquellos días en Pozo Izquierdo, Gran Canaria. Él había pasado un tiempo en la isla sur, creo recordar en Christchurch o muy cerca de allí, entrenando con Scott Molina, (incluso viviendo en su casa), Gordo Byrn, Clas Bjorling y Bjorn Andersson entre otros. Casi nada. Sus relatos nos ponían los pelos de punta y nos invitaban a soñar. Que quién es Sumner?? pues uno de los entrenadores de triatlon españoles de mayor bagaje y recorrido : Jaime Vigaray, (un abrazo si me lees), Sumner era su nick en uno de los foros de mayor actividad en internet entonces.
En la primavera del 2014 decidí, junto a mi amigo y pupilo Juan Luis Buitrago, (un abrazo para ti también), inscribirme al Ironman de Nueva Zelanda de marzo de 2015; que mejor catalizador para mi vida entonces que hacer un paréntesis, una burbuja de ausencia frente a la vida cotidiana y recobrar la motivación para entrenar y conocer el país maorí. Pero los deseos van por un lado y la realidad nos aboca a otro escenario ; en agosto de ese año sufrí una segunda operación de mi maltrecha rodilla derecha y en noviembre emigré a otras islas más cercanas para darle de nuevo al play de mi vida y el proyecto se difuminó , así como también los 600 euros de la inscripción; pero en ese momento la existencia me llevaba por otros derroteros y las prioridades pasaban a ser otras.
No fue hasta 2018, cuatro años más tarde, que la simiente comenzó a germinar de nuevo. Taupo, en la isla norte, se designaba como Campeonato Mundial 70.3 para 2020 , fue entonces cuando mi mujer, Cristina, y yo, apostamos por el proyecto; clasificar en Lanzarote 2019 para tener un slot y competir en 2020 allá, y así aprovechar el largo viaje para unas vacaciones prolongadas, al estilo de lo vivido en Australia en 2016. Dicho y hecho.
Con toda la ilusión y determinación, nos embarcamos en el proyecto, el primer objetivo era conseguir el slot, tarea nada fácil, pues en Lanzarote solo dos plazas para mi grupo de edad , de 55 a 59 años y triatletas procedentes de todo el mundo. Llegado el día, primer sábado de octubre de 2019, todo estaba preparado; llegué a ser segundo en la parte final de la carrera a pie, superado al final por un belga que finalmente renunció a su plaza, al igual que un inglés, primer clasificado. Resultado: primer slot del grupo para mi, y segundo para el británico Terry Johnson.
Ahora si puedo seguir soñando con el viaje de mi vida y, además, con la mujer de mi vida. Soñar es la palabra, y , aunque ya tenemos los billetes de avión para noviembre, la pandemia que asola el mundo hoy y sus consecuencias traen nubes de borrasca.
Seremos optimistas y conservaremos la ilusión durante meses. Mientras tanto , seguiremos leyendo la Trilogía de Sarah Lark e iremos implementando el viaje. Os mantendré al tanto de mis desvelos.