Veinte años pueden ser muchos. O pocos. Lo que si es cierto es que han pasado rápido, cargados de vivencias y oportunidades. Momentos difíciles también, luchas , algunos fracasos y saltos al vacío… La vida misma; pero con un bagaje inconmensurable de grandes momentos, que son los que de verdad, al final, cuentan.
Si miro atrás, no conozco ya el triatlón que viví en mis inicios. Pero la evolución no es algo negativo, sino todo lo contrario, cada paso adelante es una ventana al porvenir y a la ineludible aspiración de cambio y mejora, pero siempre sin perder la perspectiva, quedándonos con lo esencial.
Hace 20 años tomé un sendero desde el camino que llevaba años recorriendo, ese sendero me llevaba a mi primer Ironman de Lanzarote. Dudas, algo de desconfianza en el inicio de un camino inexplorado y del que tenía pocas referencias. Esas referencias, tan solo, ( y era mucho), me las proporcionaba un triatleta cercano, contumaz, de los de antes… un aventurero de la vida, Jose Antonio González Gordillo, un abrazo grande si me lees. En febrero de 1998 me apunté a Lanzarote enviando un talón del banco conformado, nada que ver con las pasarelas de pago y de las webs del triatlon hoy.
Para Lanzarote partí meses después con la seguridad de que terminaría y confiado por mis largas horas de entrenamiento, levantándome a las 6.30 todos los días y acostándome a las 22.30. Así, de forma espartana, sin ver la tele y sin internet, claro está. Trabajando duro, deportiva y laboralmente, a menudo hasta las 21.30 diariamente y comiendo a mediodía sobre la bici. Tal vez por eso, y seguramente por ello, me esforzaba más, sabiendo lo que me costaría alcanzar mi sueño.
En Lanzarote 98 fui el único español clasificado, más por el escaso número de triatletas de larga españoles entonces,y su bajo nivel comparado con alemanes ó ingleses, que por otra razón. Entonces me di cuenta de que los triatletas de aquí entrenaban mal, muy poco , o excesivamente, que de todo había, pero sin mucho rigor, y sin saber cómo reducir su entrenamientos las semanas previas, ó cómo aplicar las intensidades correctas.Yo entonces leía los Triathlete que me compraba en un kiosco de la calle Goya en Madrid casi todos los meses y comenzaba por supuesto a aplicar los sistemas de entrenamiento adaptados del atletismo. Fue una época muy ilusionante, de grandes descubrimientos y experimentación.
Ahora, 20 años después, mi vida no es distinta en esencia, aunque si han cambiado muchas cosas y creo que a mejor: he cambiado mi lugar de residencia, estoy casado, la piel ya está algo arrugada y el pelo blanquea en algunas zonas… pero mi pasión por este deporte, mi entorno y mi profesión me permiten seguir ligado a este estilo de vida.
20 años después inicio mi 23 temporada como triatleta con el objetivo de volver a Puerto del Carmen ; Ironman ahora más cambiado, más masificado, más impersonal, sofisticado… es el triatlon de hoy. Pero en esencia es lo mismo y quiero celebrar mi 20º cumpleaños con la lava colgándome mi 8ª medalla de finisher en la isla.
Por este espacio iré contando las vicisitudes en el camino.
20 años no son nada #20añosdeIronman