Un buen amigo y a la vez discípulo me ha mostrado, en un bonito gesto, el tipo de persona que es: generoso, como lo deben ser los buenos amigos.

Esta mañana me ha llegado un bonito regalo de mi amigo, un soplo de viento del norte en forma de letras concatenadas, en frases esculpidas sobre esfuerzo , que sin duda regalarán mis noches silenciosas, a la luz del flexo.

El francés Juan Echanoz, (Orange, 1947), pasa por ser en su país y en el resto del contexto de la “nueva” literatura europea un ejemplo cai perfecto de novelista de lo inexplicable; un consumado maestro del arte de la distancia narrativa, cincelada eso sí con un estilo brillante aunque en voz pausada y baja, detallista y carente por completo de nostalgia, melancolía, y crispaciones o evoluciones psicológicas.

El libro no es esencia una biografía, aunque pudiera parecerlo. El protagonista es Emil Zatopek, el mito olímpico checoslovaco. Correr es más bien una novela vibrante.

En sus capítulos, adivino una crítica feroz a los que manipulan desde el poder, a los que todo lo intentan manchar, y sobre esto,un canto a la descarnada y real belleza del deporte. El deporte esencial, que en definitiva es ingenuidad, inocencia, verdad.

Gracias, amigo.