Llegados a este punto en nuestra vida… de qué estaremos hablando? de puestos? de podiums? de clasificaciones? bueno, eso puede estar bien. De hecho, es un buen estímulo. Pero todo eso debe venir dado por el estilo de nuestra vida deportiva, de lo que hayamos acumulado , ejercitado y desarrollado en nuestra trayectoria , y nunca debe ser el objetivo primordial. Es decir, no podemos ser competitivos con la misma filosofía de cuando teníamos 25 años; hacerlo, puede resultar incluso grotesco.

Nuestros logros del pasado no deben perseguirnos como fantasmas, pues no nos permitirían vernos como auténticos campeones de nuestra propia vida, y si los años de experiencia y trabajo desarrollados nos avalan, como MAESTROS, mostrando conocimientos y entregándolos a los demás, pero sin intentar competir con los más jóvenes y dotados atléticamente.

La libertad, la aceptación del ser más profundo y de la realidad vital, puede y debe hacernos mejores deportistas. Deberíamos abandonar ciertos lastres que nos pueden resultar demasiado pesados:


* Sufrir en exceso como principio de una «voluntad» mal entendida.

* Una estructura de entrenamiento demasiado exigente , que nos hace abonarnos a la rigidez física y psicológica: entrenamientos demasiado largos , sin regeneración entre sesiones.

* Ausencia de entrenamiento de fuerza, ó deficiencias en el planteamiento ó planificación.

*La Rigidez: si nos resignamos a entrenar cada día más tensionados y agarrotados, debemos saber que esto será el principio del fin. Solo si nos esforzamos en mantener la elasticidad de músculos y tendones, podremos mantenernos largos años entrenando. La flexibilidad y la elasticidad no se consiguen solo con técnicas concretas, (muchos pensarán en «estiramientos»), podemos ser elásticos corriendo, (correr descalzos por la hierba es una opción), ó trabajar la relajación y fluidez nadando.

La mecanización que nos ha impuesto la sociedad, y las inhibiciones que la vida nos crea, anulan las sensaciones. Deberíamos tratar de recuperar el caudal de vivencias positivas. Asimismo, sabemos que la limitación en cuanto a nuestra velocidad , ó a un ritmo muy exigente, depende del sistema nervioso, pero también conocemos las limitaciones que se van creando con los años a nivel musculo-tendinoso y son estas las que más afectan a un fondista. Entonces, un «autoconocimiento a través del movimiento», potenciando la sensaciones benéficas, (Moshé Feldenkrais)nos hará liberarnos de lo que termina con los seres vivos: la rigidez.

La rigidez de la que hablo y hablaré no solo viene expresada por la falta de elasticidad y la progresiva falta de flexibilidad; el gran problema y más importante, puesto que afecta al individuo desde el punto de vista biológico es la alimentación, de la que hablaré próximamente.