Hemos vivido y seguimos viviendo una crisis sanitaria y social sin precedentes, inédita para nuestras generaciones, que ha puesto y sigue poniendo a prueba nuestra capacidad de resistencia y adaptación.

¿ Qué visión y perspectiva, desde mi posición de deportista y entrenador de resistencia, puedo aportar al mundo actual?

A principios de este 2020 escuchábamos sorprendidos como en China se construían hospitales de campaña para luchar frente a una enfermedad desconocida, con visos de pandemia. Lo veíamos como algo lejano y anecdótico, sin pensar que pudiera afectarnos , como tantas otras calamidades que inundan los noticiarios cotidianos.

Más de 27.000 muertes oficiales después en nuestro país, con una economía devastada y el sello del miedo en las relaciones sociales, el micromundo del deporte de resistencia adopta sus roles de lucha, protesta y adaptación. Aquí, como en otros campos de la vida social, encontramos a los que viven en la queja como norma, a los ombliguistas, a los oportunistas , o también a los alineados con el respeto a las normas, consignas y dispuestos a colaborar incluso más allá de las recomendaciones oficiales, aún sabiéndose dañados en sus intereses personales, en aras del bien común.

No trata esta entrada de dirimir razones políticas o sociológicas que justifiquen una tendencia ideológica, nada más lejos de mi intención; lo que si es necesario es proponer el papel activo que el deportista debe tener en la sociedad. Habitualmente se tacha al corredor de fondo, al triatleta o al ciclista como solitario, inadaptado o insolidario y creo que ha llegado el tiempo de derribar tópicos.

¿QUE HEMOS APRENDIDO Y QUÉ PODEMOS APORTAR?

Como ya apuntamos, el deportista puede llegar a parecer, en su versión más mezquina, un verdadero «activista del ego». A veces se preocupa tan sólo de kilómetros, su tiempo de entrenamiento, su alimentación, su descanso, y todo lo demás no es importante.

No debería ser así y particularmente defiendo la figura del deportista que al mismo tiempo que realiza su actividad se compromete con la sociedad que lo ampara, convirtiéndose en un verdadero ejemplo vivo, esa y no otra , al menos de forma trascendente,  es su misión.

Así, y de la etapa más dura del confinamiento de la crisis del COVID/19 deberíamos destilar ciertos aprendizajes que hoy propongo y que sin duda me han llegado. A mi me sirven y creo que entroncan con el perfil del auténtico deportista ; espero que a vosotros también os sirvan o inspiren:

* Ignorar la ira: en los primeros momentos del confinamiento yo también me vi arrastrado, salpicado por ciertos altavoces políticos. Pero si ignoras la ira ,alcanzas un verdadero superpoder.

* Elige el camino difícil, en la vida y en el deporte. Casi siempre conduce , si lo superas, a una vida mejor. Trabaja y adáptate.

* Si puedes, ayuda a quién está en sus mínimos. Y desde los mínimos, es posible que con el tiempo te llegue alguna oportunidad.

* No hay días malos . Cuando amas la Vida y lo que haces, todos los días son importantes.

* La soledad y el silencio tienen un gran valor. No huyas de ellos por norma, a veces son un regalo.

* El bienestar está en tí mismo, no pretendas que el poderoso te lo procure. La vida cambia y hay cosas que desaparecen, hazte a esta idea; la felicidad puede que resida en una cada vez mayor autosuficiencia.

* Hemos revivido días difíciles, comparables a los días más duros de nuestras vidas, y no sabemos sin viviremos días peores. Vivir es crecer y evolucionar y a veces es  incómodo y doloroso.

* Habíamos entrado en una peligrosa rutina que nos impedía ver los valores esenciales de la Vida. Ahora hemos conectado y desconectado con personas , y tal vez sea el momento de poner los contadores a cero.

* En el futuro, no vivir en la queja; si te quejas, odias tu vida. Mantén la calma y la positividad cuando los demás pongan excusas y busquen culpables.

* El día de mañana, tomemos consejo de quienes hayan luchado, creado y resistido. De los que hayan «sido» y «estado». Todo el mundo opina porque es gratis, pero es mejor hacer y conocer.

Bien, amigos de la resistencia, no sabemos a día de hoy que nos depara el futuro, si todo esto ya está  camino de quedar atrás, como si hubiera sido un mal sueño, ó si habremos de parapetarnos para lo que tenga que llegar. Ante todo, mucha prudencia y sentido común; por si hubiera que seguir resistiendo , espero que lo vivido, aprendido y reflexionado en este tiempo nos sirva para ser mejores deportistas y personas.