Una fría mañana de invierno.
Un bosque apartado, silencioso, un lugar dónde poder correr sobre hierba, musgo y hojas de pinos.
Un circuito revirado, con desniveles,de apoyos a veces blandos ó inestables, inadecuado para hacer «tiempos» de los que presumir con los colegas, ó en la red.
Una recuperación «veloz», y por tanto incompleta, que asociada a una intensidad correcta, promueve un desarrollo que estimo adecuado de la «resistencia» que nos interesa.
Un montón de ingredientes, estos y algunos más, que conforman una sesión que me convence para este periodo en concreto.
Mis atletas en acción en el Bosque Mágico : Iván, Dani, Andreas, Alberto … y todos los demás.
El Bosque Mágico, desde dentro.